Quien comete un error y a sabiendas de esto no lo corrige, comete dos errores.
Una mala imitación de un congreso, en este caso de ajedrez educativo, https://fideamerica.net/site/1er-congreso-internacional-de-ajedrez-escolar-buenos-aires-2024-cca-fide-america, tuvo lugar el 18 y 19 de diciembre de 2024 en Vicente López, Pcia. de Bs. As. Desde el comienzo ya la cosa pintaba extraño. En el anuncio, lo que debería haber sido un llamado para presentación de trabajos, charlas u otro tipo de actividad, ya tenía un inglés mal escrito: "CONGRESO ESCOLAR DE AJEDREZ DE LAS AMÉRICAS" lo tradujeron como "WORLD SCHOOL CONGRESS", faltando nada menos que la palabra CHESS. Casi nada, pero bueno. Había más errores lexicales en el texto. De referato, ni hablar.
En realidad, el organizador, quien me hizo la invitación que respondí de inmediato, no es para culpar, aún si no tuviera experiencia organizando este tipo de cosas, porque lo que ocurrió no dependió de él. Lo peor estaba por venir.
Envío por mail, tal como pedían, un resumen y también un CV (el cual hice muy pequeño, un párrafo chico). No había respuestas formales de aceptación o rechazo, e intuyo que a nadie le mandaron nada. Pero esto todavía se podría suplir con otras cosas si las hacen bien. Pasados unos días me pasan por WhatsApp día y hora de exposición y preguntas, lo cual enseguida confirmo que está bien. Pero pasados otros días, me piden que les escriba correctamente mi nombre (?), aun cuando lo tenían en el mail recibido para verificar, como se suele hacer en cualquier actividad con invitados y asistentes. Y también me piden un CV de dos líneas (?). Pienso que pudo resultarles largo el anterior y se los envío sin problema. Y me dicen que no estaban seguros del horario que me dieron, y ahí mismo me lo cambian, lo cual tampoco considero como un problema. Tenían el chat de WhatsApp para verificar, pero bueno, pudieron haberlo borrado. Me resultó raro que no hagan una lista de distribución de mails de los expositores o algo equivalente, con las facilidades que hay hoy. Aún no está todo.
A los pocos días le pregunto (siempre al que tengo por "organizador") si ya se puede ver el cronograma de las presentaciones, y me lo manda. Me dice "lo tuyo, lo mejor". Para qué. Estaba mal transcripto mi título de posgrado, en lugar de "computación" decía "comunicación". (NB: Quienes estamos, enseñamos o trabajamos en cualquier carrera exacta sabemos que es garrafal una equivocación como esta.) Le comento el error y solicito la corrección, entonces me pide que le diga en un mensaje cómo tiene que estar, y así hago. Me dice que enseguida avisa para que lo corrijan. Ahí noté que el error pudo cometerlo otra persona. También estaba mal el título de la charla: en vez de la palabra "dificultad", en referencia a una medida, decía "dificultades", lo que cambia el sentido, además de otro error menor como espacio antes de coma (lo cual también vi que pasaba con nombres y presentaciones de otros), pero no le dije nada por esto al lado de lo otro... Sólo le agradecí. Por las dudas, me tomé entonces la molestia de editar yo mismo el pdf para corregirlo y enviárselo, pero inmediatamente me dijo que lo contactó al que lo corrige. Le agradecí otra vez por esto.
Llega el día del congreso, y antes de emprender el viaje a Vicente López, lo saludo temprano por WhatsApp y le digo que nos vemos hoy. Y le pregunto si ya tienen el cronograma definitivo (porque nunca lo recibí corregido). Me lo manda. Corroboro que sigue mal escrito el título de posgrado, aunque de otra manera. A esta altura me pregunto quién puede cometer tantos errores elementales como estos, cuando era más fácil ponerlo correctamente. La equivocación de los días anteriores podría deberse al cambio de "computación" a "comunicación" si usaron un corrector automático, pero este nuevo error ya no es de un corrector automático. Me dijo el organizador que avisa estando allá para que lo corrijan.
Llego al evento tras largo viaje. Me siento para escuchar las primeras charlas (que vienen con atrasos). Bueno, nada iluminante. Miro el papel que repartieron con el cronograma y parece estar corregido. En una pausa lo miro de nuevo, y me doy cuenta de que por la poca luz de antes no lo había visto bien. ¡Está mal! Pero peor, está como al comienzo, "comunicación". No pasó la primera corrección. Salgo un momento para averiguar sobre esto, y me cruzo con el que hizo el cronograma y demás, M. P., aparentemente el organizador (o "dueño") de todo el evento, a quien no tenía el gusto de conocer. Y cuando le comento simplemente "hay un tema de una corrección" con el papel en la mano, me dijo "ya está, ya está, Señor", quitándome la hoja impresa de la mano. Su sarcasmo continuó: "fue un error, fe de erratas, para hacer un juicio, no moleste, Señor".
No me fui porque fue un gastadero de tiempo y nafta llegar y porque tenía el deseo de contactar a algunas personas. Podría concluir acá. ¿Dejo que se equivoquen y pongan lo que quieran para que quede así de mal? ¿Cómo le digo que me da algo como náuseas cuando uno ve un sujeto que conoce al que se le antepuso un título incorrecto, mal escrito o que no tiene? Lo he visto otras veces, y lo peor es cuando nadie dice nada. A ver, entendámonos, porque esto es muy sencillo. Las instituciones más importantes del país cometen este tipo de errores involuntarios, uno tras otro, y circulan de acá para allá fes de erratas casi todos los días. Pero a diferencia de este señor arrogante que no muestra ninguna experiencia, cuando se les comenta sobre el error del mismo modo en que lo hice, lo corrigen, y punto. Y quedamos todos satisfechos y luego olvidamos el hecho. Ocurre que en este caso, si no es intencional, es de ignorantes y de una incapacidad de transcripción tan elemental de primer grado inferior. Falta de comprensión lectora le dicen, un fenómeno muy frecuente acá y en Europa.
Y no me importa que no agradezcan ni un céntimo a los expositores que viajamos y llenamos de contenidos un congreso que podría considerarse mediocre. Como me dijo algún asistente, "el hecho es venir acá para verse y conversar". Y así fue.
Después, hay otras cosas que serían menores pero es bueno notarlas, como el tremendo nivel de improvisación propio de la inexperiencia. Ponían videos que terminaban abruptamente en el medio o se cortaban, otros sin sonido, una presentación se pasó del tiempo y no le dijeron nada, y alguna otra sin pies ni cabeza. Cuando hice mi presentación, el control remoto fallaba (a otros presentadores les pasó igual) y cuando andaba era muy lenta la transición de un slide al siguiente. Esto consumía tiempo e iba en contra de la atención de los asistentes. No termina la sorpresa. Tampoco se plantearon preguntas a los expositores, en ninguna presentación. Señores, un congreso sin lugar a que haya preguntas... ¡Qué cosa! ¿Vio?
Falta la cereza de la torta. Habían dicho que iban a armar un libro digital con los trabajos, esperando que los remitan posteriormente para esto. Durante el congreso cambiaron y dijeron que lo iban a dejar abierto para los que no enviaron nada y quisieran enviar algo, o cosa por el estilo. No me importó esto. Pero después de escuchar a todos los que presentaban ese día, me dirigí a los operadores de la cabina de control en donde había una copia de mi presentación gráfica, para preguntarles amablemente si podían ignorarla a tal efecto, porque no era definitiva además de que el formato no era adecuado para un libro digital, y que después pienso si les envío concretamente algo para esto. Y ahí mismo apareció un colaborador de la organización o algo así (que nunca nos presentaron) y me dijo: "ya lo dijo, nosotros escuchamos, no se obsesione". Lo único que le respondí entonces, y no sé si oyó o interpretó, fue que "si me obsesiono es asunto mío". Raro, porque ya sabemos que no parecen escuchar mucho cuando se trata de corregir errores.
Les hubiera propuesto que al congreso de ajedrez educativo le quiten la palabra "educativo", porque es justo lo que les falta, educación.
Ante estas circunstancias, el segundo día no me tomé la molestia de viajar, porque el genuino entusiasmo que tenía me lo quitaron (y ya hice los pocos contactos que esperaba el primer día). Me comentaron que este segundo día el dueño de todo el evento terminó dando un discurso político, y no me extraña.
Había un link al sitio oficial del congreso, http://www.ccacongresodeajedrezescolar.com. Como pueden ver, al día de hoy todavía sigue "en construcción". Son geniales.
Ah, a todo esto tampoco me entregaron el certificado de participación
que habían prometido en el anuncio, que venía con no sé qué
certificación. Qué importa, es lo de menos. Después de lo que pasó, no
se lo pensaba mostrar ni a la almohada.
En décadas de docencia, presentaciones, charlas, talleres, sitios web, etc., jamás, jamás, jamás vi algo tan flojo y semejante incapacidad de tomar un simple feedback inmediato (y gratis) ante errores garrafales que son facilísimos de corregir sin pena ni gloria. En fin, quizá algún día sepa Ud. lo que se siente cuando irreverentemente cambian los títulos y las cosas, Sr. técnico en organización de eventos M. P.
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